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La innovación como premisa para crear y subsistir

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Carlos E. Téllez Páramo
Socio García & Bodán

Nuestra realidad nos ubica siempre en la última línea del desarrollo en diferentes temas que ocupan al resto del mundo. Generalmente, nuestras principales preocupaciones son temas de índole políticos u otras de poca transcendencia sin un enfoque de desarrollo bajo estándares aceptables que nos catapulte a mejores condiciones.

El mundo desarrollado enfoca sus esfuerzos a crear valor agregado a lo que producen, en cambiar su matriz de productos primarios a exportar servicios, a la creación de patentes, a ser centros regionales o internacionales de servicios con estándares aceptables para clientes en cualquier parte del mundo. Contradictoriamente, nosotros seguimos con un enfoque mediático de producción y exportación de productos agrícolas primarios (salvo algunas excepciones como en algunos productos de zona franca o el ron, entre otros).


Para lograr repuntar en el contexto mundial tendremos que ajustar en corto plazo nuestras prioridades como país, y apostar por cambios dentro de los cuales debemos cambiar nuestro modelo educativo enfocándolo en emprendimiento y utilización de la tecnología, lo cual nos podría llevar a innovar en nuestro modelo productivo y de exportación, e incluso a cambiar a mediano plazo nuestras prioridades como sociedad.


No podemos seguir castigándonos, o por insensatez o intolerancias postergar más los cambios que requerimos. En algunos países que han adoptado modelos exitosos y que podemos tomar de ejemplo los pasos básicos que adoptaron en un inicio, encontramos que:

a) Enfocaron su modelo educativo a las ingenierías, matemáticas, tecnologías, desarrollo e innovación;

b) Facilitaron e incentivaron al sector privado a invertir en su talento humano, capacitándolo, tomando en cuenta los avances tecnológicos y las necesidades del mercado laboral que requiere un mundo globalizado;

c) Hicieron campañas de promoción de sus capacidades e identificaron materias o sectores en los que podían ser competitivos;

d) Promovieron en la educación pública desde los años de primaria el estudio y conocimiento de al menos dos idiomas (inglés primordialmente);

e) Evitaron estar involucrados en bloques políticos o bandos geopolíticos;

f) Visualizaron sus necesidades internas, pero más importante visualizaron qué le podían vender al mundo, cómo atraer inversiones, y cómo promover que sus propios empresarios invirtieran en sus países; y

g) Se aseguraron que dentro de su sistema se respetaran de forma aceptable las reglas del juego, de tal manera que existiera previsibilidad y se generara confianza.

Obviamente las medidas mencionadas no son únicas o garantías de éxito, menos si no son sostenidas en el tiempo, por ello es importante que exista un compromiso de país, de los ciudadanos y de los políticos y funcionarios públicos; si no nos insertamos en los rieles del desarrollo estaremos condenados a la pobreza o a peores resultados de los conseguidos hasta hoy.

Una sociedad aislada, un país que no genera confianza ni incentiva la innovación, la creación de valor y su economía, y mantiene un entorno donde no se respetan las reglas del juego, seguramente su destino será el estancamiento o el fracaso.

Si no nos insertamos en los rieles del desarrollo estaremos condenados a la pobreza o peores resultados de los conseguidos hasta hoy. «

Carlos E. Téllez
Carlos Téllez Páramo / Cortesía