Publicaciones

Expertos de Deloitte apuntan a desarrollar empresas resilientes

La pandemia del COVID-19 impactó al 80% de las empresas afiliadas a las Cámaras de Comercio Americana (AMCHAM) de la sub región CAFTA-DR, en una dimensión que varía desde “medio” hasta “muy alto”, sin embargo, el 75% de las organizaciones han logrado un propósito común y avanzar en resiliencia en la etapa de recuperación a la crisis sanitaria, señalaron expertos de Deloitte en el webcast regional Impulsando la etapa de recuperación: Entrelazando ideas para una reactivación efectiva, desarrollado el pasado 17 de noviembre.


Sofía Calderón, especialista de Delloite Latinoamérica, explicó que el estudio se llevó a cabo entre los meses de julio y septiembre del 2020 y cubrió a 81 empresas afiliadas a AMCHAM de la sub región CAFTA-DR, teniendo un mayor predominio de Costa Rica y República Dominicana.
Entre las medidas que han adoptado las organizaciones para responder a la afectación económica provocada por la crisis sanitaria, están: Iniciativas de negocio buscando eficiencia y optimización (25%), Adopción o actualización de las estrategias de comercialización digital (23%), Búsqueda de apoyo financiero para solventar la situación (23%), Transformación o rediseño de sus productos o servicios (14%) y; Reformulación de la cadena de suministros (9%) ente otros.
“El 70% de las organizaciones encuestadas están gestando cambios en su diseño organizacional y 38% apuesta a estructuras más planas, flexibles y ágiles”, agregó Calderón.
Entre las acciones que están desarrollando en la arquitectura organizacional producto de la pandemia, están: Modificación de tareas en puestos (49%), Disminución de jornada (42%), Migración de personal a otras funciones (37%), Reducción de planilla (27%), Cambios en el diseño organizacional (26%) y Automatización de funciones (25%), entre otras.
Con respecto al teletrabajo, Calderón indicó que antes del COVID-19 el 57% de las organizaciones no tenían teletrabajo, sin embargo durante la pandemia, el 76% de las mismas lo han adoptado y entre 50% a 100% de la fuerza laboral se ha involucrado en esta modalidad. Y, el 59% de las organizaciones asegura tener un “alto interés” en mantener la fuerza de trabajo en un esquema híbrido, que incluye teletrabajo y presencial.
Entre las unidades de trabajo, que con mayor seguridad se podrán mantener bajo la modalidad de teletrabajo durante la etapa de recuperación y posterior a ésta, se mencionan Mercadeo, Finanzas y Tecnología, las cuales son parte de la fuerza laboral Administrativa.
“El modelo híbrido llegó para quedarse, en el que estamos parcialmente en la oficina y parcialmente trabajando en casa. Hoy en día sabemos que los niveles de compromiso más altos se ven entre aquellos colaboradores que trabajan 60%-80% de su tiempo en forma remota”, indicó Calderón. La especialista de Deloitte agregó que bajo esta realidad laboral, las organizaciones están repensando sobre el bienestar del capital humano.
Con ese propósito, 86% ha establecido flexibilidad en horarios y rutinas, 59% proporcionó equipos de oficina para los hogares en calidad de préstamo, 46% está impulsando terapias psicológicas para sus colaboradores y; 31% ha otorgado bono o soporte financiero para equipar el espacio físico digital en el hogar de los colaboradores, entre otros.

Los escenarios y los ciclos
Felipe Baselga, experto de Deloitte, recordó que las organizaciones en la sub región CAFTA-DR se desarrollan en un contexto complejo, ya que “los motores económicos mundiales están siendo severamente golpeados”, refiriéndose a Estados Unidos y la Unión Europea, donde se estima que los PIB en 2020 caerán entre -5% a -7% y -7% a -9%, respectivamente. Paradójicamente, indicó que no es el caso de China, país que podría crecer a casi 4,5% al finalizar el presente año.


Por otra parte, se prevé que América Latina sufrirá la mayor crisis en casi 100 años, ya que durante la crisis de los años 29-30 el PIB regional cayó a -5,3% y durante la crisis financiera de 2008 (subprime) fue del -2,2%. Pero, en 2020, con la pandemia de COVID-19 se proyecta que se desplomará hasta -8,4%.

Basándose en ese contexto macroeconómico y el impacto del covid-19, Baselga proyecta dos escenarios: el del “Año perdido” y el de “Economía de guerra”. El primero se basa en varias premisas: una caída global del -5,7% este año y de Estados Unidos, entre -7% y -8%. Además, una recuperación lenta en el cuarto trimestre del año, el repunte del turismo en el primer trimestre del 2021 y; la recuperación se espera para el segundo trimestre del 2021.


El segundo escenario proyecta una caída global de -7,2% en 2020 y de -1,0% en 2021. Además, el desplome de la economía estadounidense entre -9& y -11% y un rebrote incontenible del Covid-19 en los países, con el restablecimiento del confinamiento más fuerte hasta el primer trimestre del 2021 en Estados Unidos, provocando la caída de la demanda y de las remesas. También contempla una recuperación inter-anual hasta inicios del tercer trimestre del próximo año.“Es un escenario demasiado conservador que no hay que descartarlo, con una disponibilidad de la vacuna muy entrado 2021”, señaló Baselga.

Por su parte Alfredo Gómez, de Deloitte, propuso tres etapas para que las organizaciones respondan a la crisis y se transformen y las identificó así: Responder, Recuperarse y Prosperar. En su opinión, ya se superó la primera etapa, al reaccionar al nuevo entorno de la crisis sanitaria y a la continuidad del negocio en ese contexto complejo.


La segunda etapa planteó que consiste en “Identificar oportunidades para gestar una transformación”, bajo la visión de “Aprender y resurgir más fuertes”. Entre las acciones sugeridas están: Reflexionar sobre las lecciones aprendidas, Repensar la estrategia y el modelo operativo, Entender y reconfigurar el regreso de la fuerza laboral, Ejecutar planes de crecimiento, Colaborar con proveedores y clientes y; Procurar una organización resiliente.

En el caso de la tercera etapa, Gómez expuso que consiste en “Desarrollar un plan de acción hacia el futuro, alineado a la visión y estado de la compañía”, bajo la visión de “Prepararse para un ciclo de cambios constantes y procurar la adaptabilidad”.

Entre las acciones a impulsar en la etapa de Prosperar están: Realizar evaluaciones de vulnerabilidades, Rediseñar el plan de negocios, considerando la “nueva normalidad”, Cuestionar la arquitectura organizaciones y rediseñar itinerantemente, Construir escenarios para tomar decisiones, Reestructurar la cadena de suministro e Implementar soluciones digitales para el negocio del futuro.
“Las empresas deben enfocarse en productos y servicios claves. Ya no tendremos el mismo portafolio de productos y servicios complementarios, que tal vez no eran tan rentables. Hay que enfocarse en aquellos que son claves para nuestros clientes y que nos dejan mayores ingresos. Utilizando nuevas plataformas y canales de venta. El foco aquí es crear organizaciones resilientes”, concluyó.