Publicaciones

Entrevista a embajador Kevin K. Sullivan

El 11 de octubre de 2018, Kevin K. Sullivan fue como confirmado como Embajador de los Estados Unidos de América en Nicaragua. Antes de ser ratificado como Embajador se desempeñaba como el Representante Permanente Interino y Adjunto de la Misión de los Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos (OEA).

El Embajador Sullivan arribó a Nicaragua el 14 de noviembre de 2018, fecha en que presentó sus credenciales al Ministerio de Relaciones Exteriores. Desde entonces, ha estado al frente de la Misión de los Estados Unidos de América en el país.

“La prioridad para nuestro gobierno ha sido apoyar a la mesa de negociación en la búsqueda de un acuerdo político que proporcione un camino hacia elecciones genuinamente libres, justas y adelantadas que permitan a los nicaragüenses trazar su propio destino”, enfatiza en esta entrevista concedida a la revista Business.

A continuación la entrevista.

¿Cuál fue su primera reacción cuando supo que sería Embajador en Nicaragua?

Me alegró muchísimo. Es un gran honor y responsabilidad servir como Embajador en un país que tiene una alta prioridad para la política de los Estados Unidos. Antes de mi llegada, yo trabajaba en la Organización de Estados Americanos en la representación de la Misión de los Estados Unidos, cuando el Presidente Trump me nominó como Embajador en Nicaragua, razón por la cual estaba muy familiarizado con los eventos que tuvieron lugar en Abril del año pasado. Habiendo pasado gran parte de mi carrera de 30 años en el Departamento de Estado, en el Hemisferio Occidental, sirviendo en Chile, Argentina y la República Dominicana anteriormente, recibí con gratitud la oportunidad de regresar a América Latina, una región donde me siento como en casa.

Usted llegó a Nicaragua en un momento de crisis. ¿Cuáles son sus impresiones?

Mucha gente me ha dicho que es una pena que haya llegado por primera vez al país en medio de una crisis, ya que es un país realmente hermoso y lleno de gente amigable. Sin embargo, desde mi perspectiva, la belleza y la calidez de Nicaragua son más que evidentes. Bajo las circunstancias actuales, es fácil apreciar cuán valientes y resistentes son las personas aquí. Si bien la situación sigue siendo muy difícil y muchas personas continúan sufriendo los efectos de la crisis, todavía soy optimista. Los nicaragüenses han superado conflictos importantes en el pasado, y creo que pueden hacerlo de nuevo, con el apoyo de los Estados Unidos y otros miembros de la comunidad internacional.

¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?

El deporte ha sido una de mis formas favoritas para relajarme. Realmente disfruté mucho compitiendo en un torneo de Softbol que organizamos en la Embajada. No soy ningún Dennis Martínez, pero recientemente lancé en un par de innings partidos sin hits que disfruté muchísimo. El tenis también es mi pasión, tanto como jugador como espectador. Fue emocionante ver un torneo de nivel junior aquí en Nicaragua.

A mi familia y a mí nos encanta explorar las maravillas naturales del país y probar la cocina local. Mucha gente vio mi video de presentación en donde mencioné el Gallo Pinto, eso me ha permitido probar muchos¡lo que realmente disfruto! La fe también es importante para nosotros, por supuesto, y la comunidad católica aquí en Nicaragua nos ha hecho sentir como en casa.

¿Cuál ha sido la experiencia de su esposa en Nicaragua hasta ahora?

Mariángeles es originaria de Argentina y, como yo, nunca antes había estado en Nicaragua. Durante todo este tiempo ha disfrutado mucho de conocer a las personas, quienes han sido muy acogedoras. A ella le encanta descubrir las hermosas ciudades nicaragüenses y además, disfrutamos juntos recorriendo los campos. Mari se ha involucrado en actividades y organizaciones enfocadas en capacitar a las mujeres para ser líderes en sus comunidades, incluida la Asociación Nacional Pro Superación Personal (ANSPAC) y Voces Vitales. También está muy involucrada en una colaboración recientemente establecida dirigida por la Embajada, de “Mujeres Líderes Emergentes en Managua”, un grupo de mujeres profesionales que provienen de diversos ámbitos, entre ellos negocios, derecho, medicina, artes y finanzas, que se comprometen a tomar decisiones significativas para promover el avance de las mujeres en toda Nicaragua.

Estados Unidos es el mayor socio comercial de Nicaragua, la fuente de aproximadamente una cuarta parte de las importaciones de Nicaragua y el destino de aproximadamente dos tercios de sus exportaciones. Según su percepción ¿Cuál es el impacto de la situación actual en esta relación?

Me reúno regularmente con compañías estadounidenses y nicaragüenses y sé que la comunidad empresarial está, con razón, preocupada por la grave contracción económica que está experimentando Nicaragua y que probablemente continuará si no hay una solución política.

El Índice de Percepción de la Corrupción y el Informe sobre la Facilidad de Hacer Negocios “Doing Business” nos dicen que los inversionistas también están preocupados por otros aspectos del entorno empresarial de Nicaragua, pero sé que muchos tienen un compromiso a largo plazo con este país. Me he concentrado mucho desde mi llegada en abordar los desafíos políticos, pero en puestos diplomáticos anteriores he realizado un extenso trabajo sobre comercio y desarrollo económico. Espero que las condiciones en Nicaragua eventualmente nos permitan hacer más este tipo de trabajo.

Las conexiones sociales y económicas entre nuestros países son extensas y tienen raíces muy profundas. Nicaragua ofrece una fuerza laboral dedicada, así como un sector privado altamente organizado y sofisticado, comprometido con una economía de libre mercado, entre otras ventajas comparativas. Nuestros países pueden ser socios comerciales y de desarrollo aún más fuertes, aprovechando nuestro acuerdo comercial regional y una variedad de programas que ofrecen los Estados Unidos.

¿Qué papel puede jugar Estados Unidos en la situación actual de Nicaragua?

Desde el comienzo de la crisis el año pasado, el gobierno de los Estados Unidos se ha unido a otras democracias líderes de la región para pedir que se ponga fin a la violencia y a las violaciones graves de los derechos humanos, así como a una solución negociada. Los Estados Unidos evaluaron que las manifestaciones del año pasado no fueron solo un rechazo a medidas económicas particulares y la represión, sino que reflejaron preocupaciones de vieja data de la sociedad sobre el deterioro de las instituciones democráticas. Los nicaragüenses, naturalmente, quieren las mismas libertades, los mismos derechos y las mismas opciones que las personas en los Estados Unidos, y que contemplan nuestras dos constituciones. Por eso hemos apoyado negociaciones serias centradas en la reforma electoral e institucional. Esos son temas que los nicaragüenses deben resolver en la mesa de negociaciones, con el acompañamiento de la comunidad internacional. pero elEl gobierno de los Estados Unidos ha tratado de crear los incentivos adecuados para promover el progreso.

Dada su experiencia de trabajo con la OEA, ¿qué papel cree que podría desempeñar para resolver la crisis en Nicaragua?

La OEA ya ha jugado un papel tremendamente importante durante el último año de crisis en Nicaragua. Lo vi de primera mano mientras servía en nuestra misión diplomática ante la OEA durante la Asamblea General de 2018. Esa sesión ayudó a personas de todo el mundo a comprender la gravedad de la crisis que aquí se vive, y sentó las bases para una mayor participación internacional.

Posteriormente, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a través del Mecanismo Especial de Vigilancia (MESENI) y el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), realizó un trabajo crucial en la investigación de la verdadera naturaleza de la violencia y la represión. Más recientemente, hemos visto al representante del Secretario General de la OEA ayudar a facilitar un diálogo renovado para lograr una solución negociada a la crisis. Así que la OEA aporta recursos únicos, capacidad institucional y los valores democráticos compartidos de nuestra región a un desafío como el que tenemos aquí.

¿Cuáles son sus las prioridades de su misión en Nicaragua?

Nuestra Mi prioridad fundamental es trabajar con los líderes nicaragüenses y otros miembros de la comunidad internacional para promover un acuerdo político que proporcione un camino hacia elecciones genuinamente libres y justas que permitan a los nicaragüenses trazar su propio destino. Cuando las condiciones lo permitan, espero que nuestra misión pueda colaborar con la recuperación de la crisis y promover el apoyar la estabilización económica y ayudar a sentar las bases para un desarrollo económico sostenible e inclusivo en Nicaragua. Eso también crearía oportunidades para los exportadores e inversionistas estadounidenses, por supuesto.

También queremos empoderar a los jóvenes de Nicaragua para ampliar sus oportunidades y fortalecer sus comunidades. La educación es crucial, y nuestras clases de inglés, programas de mentores para emprendedores y becas para estudiar y viajar, establecen conexiones reales con los futuros líderes que ayudarán a Nicaragua a alcanzar su enorme potencial. Los Estados Unidos continuarán contando con la cooperación de Nicaragua en la lucha contra la delincuencia transnacional, en coordinación con nuestros otros vecinos; hay mucho más que podríamos reunir en ese frente que beneficiaría a los ciudadanos de nuestros dos países.

¿Cómo ve el futuro de la relación Estados Unidos – Nicaragua?

Más allá de la complicada historia política que comparten nuestros países, siento que la mayoría de los nicaragüenses comparten una afinidad natural por los valores y la cultura de los Estados Unidos. He hablado con muchos americanos que sienten una admiración y atracción similar por Nicaragua.

Las conexiones familiares cercanas entre la extensa comunidad de la diáspora también proporcionan una base muy sólida sobre la cual construir esta relación. Además, Nuestros enlaces comerciales a través del Tratado de Libre Comercio de América Central (CAFTA) brindan una base valiosa para nuestra relación bilateral. Es por esto que estoy convencido de que es posible superar los desafíos y los enfrentamientos de hoy, y que los Estados Unidos y Nicaragua pueden lograr cosas notables juntos. Pienso hacer todo lo posible para que eso suceda.